El arte cubano en la época de “Aislamiento”
Photo 2: Glauber Ballesteros, Moralia Equalium. Photo 4: Ivan Perera, Untitled, 2018.
Al encontrarnos en medio de una pandemia, el término distanciamiento social se ha convertido en algo más que una parte de nuestra lengua vernácula, se ha convertido rápidamente en una forma de vida a medida que sociedades enteras de todo el mundo se han ido alejando. Pero mientras que el distanciamiento social ha restringido tanto nuestra vida cotidiana, también ha impulsado métodos más creativos de interacción y expresión. Art Code Space, una galería virtual estadounidense que promueve el arte moderno y contemporáneo de todo el mundo, no sólo se está adaptando a los tiempos, sino que está forjando un ejemplo perfecto de esta creatividad con su próxima exposición, titulada Isolation (Aislamiento)
El proyecto Isolation promoverá a los artistas cubanos en los intentos de establecer paralelismos a través de su arte entre sus vidas personales en una isla - ya naturalmente aislada del resto del mundo - y la realidad actual de distanciamiento social. Con la curaduría de Ariadna Rivero y Claudia Taboada, el arte explorará varios temas relacionados con el aislamiento, incluyendo el aislamiento como "un mecanismo de defensa, la incomunicación-comunicación, la impotencia y la necesidad de interacción".
Además de este proyecto, Art Code Space colaborará con el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana para crear una galería virtual del arte del museo. Como los estos serán probablemente algunos de los últimos espacios públicos que se abran, esto ofrecerá la oportunidad a cualquier persona del mundo de experimentar uno de los mayores museos de Cuba que muestra el arte cubano. CET pudo hacer algunas preguntas a los organizadores sobre la inspiración del proyecto y la próxima exposición:
Entrevista con las curadoras Ariadna Rivero y Claudia Taboada
¿Qué inspiró esta idea y por qué es importante esta exhibición ahora?
Lo que estamos viviendo en estos momentos parece toda una distopía. El universo cotidiano de todos ha tenido que relocalizarse y reducirse al ecosistema de la casa. La adaptación ha devenido mecanismo de defensa para sobrellevar el confinamiento. Para nosotras, este proyecto ha sido nuestro refugio y redención; “un fluir de la conciencia en imágenes”, que parte de experiencias personales de los artistas, junto con las nuestras como curadoras, y dialogan con todo el exterior distante, y a la vez conectado.
Primero pensamos en hacerlo en Instagram, pues es una de las redes sociales más usadas actualmente. Queríamos concebir paredes virtuales en su formato 1:1, pero luego exploramos las tecnologías más implementadas de manera exitosa por galerías y museos del mundo y encontramos la plataforma Online Viewing Room, con posibilidades de recorrer virtualmente una muestra e incluso hacer una inmersión virtual. De ahí salió esta idea curatorial, de las circunstancias y la extraña necesidad de salvarlas.
La verdad es que la otra parte surgió a raíz de una campaña de correos de Cuba Educational Travel que promocionaba las donaciones de Caritas Cuba. Aunque residimos fuera de Isla, esa no ha dejado de ser nuestra casa. Nuestras familias y algunos amigos están allá. Para todos es sabido que las carencias en Cuba han aumentado con esta crisis y por ello concebimos una exposición donde las obras tienen carácter donativo.
Creemos que esta muestra es necesaria ahora, porque el arte siempre ha estado ahí para interpretar y repensar los acontecimientos, en el momento que suceden. Estas circunstancias marcarán un antes y un después en las relaciones interpersonales, y sin dudas, en el arte, y su capacidad de adaptarse a otro soporte y lenguajes. Si en el Período Especial se empataban dos lienzos para pintar; hoy, en la era de la distancia social, re-creamos la realidad en la virtualidad.
¿Cómo ha evolucionado su definición de "Aislamiento"?
Si bien planteamos el concepto de la muestra a partir del desmontaje etimológico de la palabra Aislamiento, que refiere una isla, un pedazo de tierra separado del resto por agua y tiene por significado separar o dejar sólo a alguien o algo... es decir, metafóricamente, "ponerlo en una isla"; hemos querido comenzar el proyecto haciendo referencia a la propia condición de Isla abordada por la experiencia de ser cubanos. El aislamiento será entendido también como espacio para la auto-reafirmación de quiénes somos, cómo el control comienza a ejercerse de otra manera y cómo los continentes se transforman en islas. Es un proyecto que intenta hacer algunas reescrituras sobre el concepto aislamiento, entendiendo esta vez, la distancia como el arma que nos salva.
Nuestra condición de isla ha cambiado inevitablemente como también se ha modificado la de aquellos que viven en continentes. De alguna manera todos somos islas ahora, presos a conciencia por el bien común. Pero también saturados del consumo mediático, de lo que es real pero no se enfoca con las magnitudes correctas; de las especulaciones y de las noticias de otros que pasan a ser las nuestras, o del propio virus cuando lejano, era extranjero, pero ahora es de todos. En pocos meses hemos pasado de ser una sociedad escrita a una sociedad ciber-oral, de una sociedad orgánica a una sociedad digital, de una economía industrial a una economía inmaterial, de una forma de control disciplinario y arquitectónico, a formas de control mediático-cibernéticas.
En varios países, la gestión sobre la inmunidad biológica y política se ha visto obligada a determinar quién continuaba con vida y quién no. Sin dudas, este evento ha marcado desde ya un antes y un después en las relaciones interpersonales y socioculturales. De ahí que muchos negocios, sistemas de salud, educación, y todo lo que son las redes de producción, compra y distribución se hayan replanteado sus bases para implementar estrategias de adaptabilidad y eficiencia ante las nuevas circunstancias. Si bien se han encontrado alternativas que han optimizado un poco más la vida en confinamiento, sin concientizarse del todo estamos desarrollando experiencias cognitivas que se están automatizando e instalando en nuestro sistema cada vez más, creando una ligera resistencia a algunos aspectos de la vida anterior.
¿Por qué decidieron trabajar con artistas cubanos para esta exposición específica?
Art Code Space siempre ha privilegiado el arte cubano dentro de sus intereses, no solo por nuestra condición de haber nacido en la Isla, sino porque conocemos el potencial de sus creadores. En esta exposición en particular decidimos trabajar con artistas cubanos por dos razones esenciales: una, necesitábamos que el proyecto se sintiera como una experiencia autorreferencial, de alguien que proviene de una Isla y ha experimentado la maldita circunstancia del agua por todas partes, y dos, porque por primera vez (al menos a niveles institucionales) podríamos experimentar los cambios conceptuales que genera la virtualización de los espacios y su democratización, en esa condición de Isla. Supone el cuestionamiento de la relocalización del usuario y su inserción en un universo sin Islas ni continentes. Nos proponemos también llevar el arte a la casa, y recaudar fondos para beneficiar a Caritas Cuba, y de esta manera contribuir donde sea más necesario.
¿Cómo se cura un espacio virtual y en qué se diferencia de un espacio físico?
Aunque existe una diferencia sustancial entre un espacio físico y uno virtual, en términos curatoriales se desdibujan dichas líneas. La curaduría, desde el punto de vista conceptual, se desarrolla a partir de una investigación, de un concepto o idea que conlleva al análisis de un periodo o contexto específico funcionando como mediadora activa entre el público, el artista y la obra. Es la transmisión de experiencias, de puntos de comunicación y significados que dan lugar a la reflexión en la esfera pública. La curaduría no está atada a los límites del espacio físico, más bien los trasciende y los maximiza cuando pasa al espacio virtual.
¿Qué esperan que el público gane con la exposición virtual?
Queremos que se disfrute en todos los niveles posibles, desde el mero atractivo de asistir a una exposición de arte de manera virtual -por ende, inusual- hasta más profundo cuestionamiento del concepto, las obras y las formas de consumir ese espacio que los contempla. Sería interesante que sea entendida también como una representación y simulación de la expresión contemporánea, donde debe hablarse de usuario más que de espectador, de interacción más que contemplación y de experiencia más que recepción. Y donde cabe todo, hasta una exhibición dentro de otra.
Pero más allá de las connotaciones tecnológicas que pueda suscitar, esperamos se aprecie la actualidad del tema y su invitación a repensar el concepto de aislamiento y las consecuencias derivadas del Covid-19: la vida, la muerte, el tiempo, las relaciones, la distancia social, la incertidumbre, el control de datos, la vigilancia, la bio-inmunidad, la soledad… la isla, el aislamiento.
La exposición se lanzará virtualmente en el sitio web de la galería el 26 de junio e incluirá a los siguientes artistas cubanos: Alejandra Gonzalez, Glauber Ballestero, Consuelo Castañeda, Eloy Costa, Grey Cruz, Humberto Díaz, Diana Fonseca, Marlys Fuego, Glenda León, Osmeivy Ortega, Rodolfo Peraza, Iván Perera, Wilfredo Prieto, Lisandra Ramírez, Héctor Remedios, Linet Sánchez y Marwin Sanchez. La exposición estará disponible hasta el 28 de agosto y un porcentaje de las obras vendidas, además de cualquier donación voluntaria del público, se donará a Caritas Cuba, una organización sin fines de lucro en Cuba que ayuda a las comunidades de toda la isla a tratar con COVID-19.